Ο Νυφικός Λεβός

 Aunque a lo largo de su actividad como pintor de vasos, ocurrieron muchos cambios en los talleres de Atenas, tanto en la confección de tipos de cerámica, como en la misma representación pictórica (hacia el 520 a.c. se introduce la técnica de figuras rojas) el Pintor de Antimenes siguió fiel a la técnica de figuras negras que había aprendido en su juventud, y a diferencia de sus congéneres que se pasaron en masa a la nueva moda, el siguió utilizando y perfeccionando el viejo estilo, consiguiendo sus mejores trabajos al final de su carrera como pintor. Estuvo activo durante todo el último cuarto del siglo VI y se le atribuyen más de 150 vasijas. Su nombre se debe a una Hidria pintada por él y que se conserva en el museo holandés de Leiden. En la escena de gimnasio representada, a uno de los atletas se le denomina Αντιμένη καλός.

Uno de sus últimos trabajos, es el Dino de la imagen (del griego δινος, giro, torno) que se utilizaba para preservar las comidas y que aunque muy extendido al principio del siglo, poco a poco fue perdiendo su popularidad, quedando relegado a funciones ceremoniales como el conocido como Lebes Nupcial. La única decoración está en el labio de la vasija, con la parte exterior adornada con hiedra, la parte superior con escenas de guerreros y partida de carros, y la parte interior pintada con cinco pentecosteras y delfines alrededor, todo ello grabado con una minuciosidad exquisita.
Antes de comprarla el Museo Arqueológico de Madrid, perteneció a la colección del Marqués de Salamanca. Durante su estancia en Roma a mediados del siglo XIX, la adquirió a un comerciante de obras de arte el cual la había desenterrado recientemente en la ciudad siciliana de Agrigento.